Referentes del sector aseguran que la normativa vigente es beneficiosa para la actividad, pero factores tales como el presupuesto disponible y un cambio en los criterios estéticos de los clientes influyen en el balance.
A cinco meses de reglamentado el nuevo Código de Publicidad, empresarios gráficos locales realizaron un balance de los cambios registrados en el sector. Si bien todos coincidieron en que la modificación de la normativa fue beneficiosa para la actividad, aseguraron que aún no percibieron una reactivación importante. La lejanía con la temporada de verano, la situación económica del país y el temor de los clientes a que se trate de un cambio que no tenga continuidad en próximas gestiones, son algunas de las razones por las que aseguran que el movimiento es, por el momento, moderado.
Con el objetivo de contar con una legislación más flexible, a pocos meses de asumir, el oficialismo impulsó la creación de una nueva normativa capaz de alentar la inversión de marcas de renombre en la ciudad. Según el bloque de Cambiemos y el propio intendente Carlos Arroyo, la ordenanza establecida durante la administración de Gustavo Pulti presentaba “grandes inconvenientes” al momento de su aplicación debido a la “rigidez” de sus artículos.
De esta manera, y tras un arduo debate en el que confluyeron posturas a favor y en contra, en noviembre del año pasado la modificación en la ordenanza 22.920 se concretó, dando por anulada la norma del ex jefe comunal que tenía como propósito principal la disminución de la polución visual en el municipio.
Con el verano encima y sin la normativa reglamentada, la “esperanza comercial” señalada por los empresarios del sector dedicado a la confección de cartelería y demás estructuras y estrategias publicitarias no pudo materializarse en la temporada de verano pasada, panorama que esperan no repetir este año.
Falta de presupuesto y confianza
Sin embargo, superada la confusión inicial producto de la poca información disponible sobre la nueva reglamentación, los principales obstáculos a los que se enfrenta la industria gráfica local están vinculados, según propios protagonistas, al poco presupuesto disponible para afrontar una inversión semejante y la falta de confianza por parte de los clientes respecto la continuidad de la normativa vigente.
Así al menos lo señaló uno de los gráficos del sector José Riquelme: “Está todo todavía muy tranquilo. Pero las principales razones por lo que el movimiento es moderado son dos: por un lado lo económico y por otro, la confianza”.
Pese a reconocer que “el nuevo código es muy bueno”, ya que considera “que los cambios son positivos porque antes las restricciones eran muchas y, por ejemplo, no se podía aprovechar un frente amplio”, el contexto local no favorece a una reactivación total.
“La situación económica está muy mal. Están cerrando muchos negocios y es algo que se ve en la calle”, sostiene, en principio.
Y agrega: “Por otro lado, también es una realidad el hecho de que la gente no se siente segura a la hora de decidir invertir dinero para hacer un cambio de cartelería. El temor es que termine esta gestión y venga otra y tengan que sacar todo otra vez. Yo creo que eso es lo que frena que más clientes se decidan por cambiar”.
En la misma línea se pronunció Gustavo Martino. “Propios clientes me reconocen que están desencantados porque invirtieron en cartelería, después tuvieron que invertir en sacarla y en reacomodar el frente y ahora, que todo volvió a cambiar, prefieren esperar”.
Martino también registra un “movimiento escaso” en el rubro, pero a lo planteado por su colega agrega un factor más: la estacionalidad de la actividad. “Tampoco estamos en la época fuerte. Los pedidos empiezan a aumentar entre octubre y noviembre, por el verano”, garantizó.
Es que en la temporada estival es donde están depositadas todas las expectativas de los referentes consultados. Según señaló Martino, “todas las empresas de cartelería generalmente trabajan con un cliente grande Buenos Aires a nivel nacional o incluso internacional. Todas esas empresas se han retirado de Mar del Plata, por lo que esperamos que ahora vuelvan a la ciudad”.
Un cambio en la “educación” comercial
Por otro lado, Pablo Albornoz también le adjudicó el crecimiento moderado a un cambio en la “educación” de los comerciantes en relación a las estrategias publicitarias, sobre todo en lo que refiere a cartelería exterior.
“Las expectativas que tenía con respecto a esto -el nuevo código- eran más de las que efectivamente se están dando. Creo que el haber inculcado a la gente un nuevo respeto a las normas publicitarias le ha provocado un cambio a la comunicación visual. La gente ya lo mira de otra manera, se ha dado una suerte de educación en relación a eso”, señaló el empresario.
Y agregó: “Creo que todo esto nuevo es también más armonioso. Puede haber una nueva ordenanza pero la gente también busca y acepta que no sea una abarrotamiento de cartelería”.
De todas maneras, Albornoz también destaca el aspecto económico de la cuestión. “Hay comercios que no tienen el dinero necesario para invertir en un cartel de seis metros por dos metros, que suelen ser las medidas de los frentes de los locales, cosa que, además, puede quedar ya muy tosco. Muchos ya fueron “educados” a que tienen que ser de un metro y medio por setenta u ochenta”, indicó.
En relación a los precios, aseguró que “varía mucho” en función de los materiales utilizados, pero un cartel de dimensiones como las mencionadas puede oscilar entre los dos mil o cuatro mil pesos.
Un código que favoreció al sector
Pese a no registrar el crecimiento esperado tras la algarabía que generó la aprobación del nuevo código, los gráficos reconocen en la nueva normativa un respiro para el sector.
“El viejo código afectó a toda la industria gráfica. Nosotros tuvimos que reducir bastante lo que era el personal. Antes trabajábamos entre 15 y 20 personas y ahora sólo quedamos 4. Otras gráficas, en cambio, no tuvieron otra alternativa que cerrar. Para la gráfica fue desastroso”, sostuvo Martino.
De igual manera se pronunció el dueño de Nextletreros: “Con el anterior código se perdieron muchos puestos de trabajo. Muchísimos. Estamos en una ciudad con los índices de desocupación más altos del país y en lugar de incentivar al sector, se aplicó un código que perjudicó mucho”.
Si bien reconoce los beneficios que posiblemente atraerá el nuevo código, Albornoz destacó como importante no dejar de lado los aspectos “positivos” de la normativa anterior. “Creo que estaría bueno no contaminar en lo que refiere a la cartelería. Si bien había cosas del código anterior que estaban muy acotadas, algunas cosas deberían continuar porque lo que pasaba antes era que había quienes se extralimitaban”, concluyó.